Juan Pablo Villa "Ya y Li"


(música contemporánea de cámara)
Ya y Li es una obra, de nueve movimientos y una introducción, compuesta por Juan Pablo Villa. Nace inspirada en la invención de dos personajes que repentinamente caen en una relación mágica con el agua. Esta obra comienza como una composición para piano y voz, a la que después se le hacen arreglos para guitarra, tabla, batería de piso y bandoneón. Ya y Li fusiona diversos géneros musicales y eso hace que sea díficil enmarcarla en alguna de las clasificaciones conocidas; por lo tanto, el autor la define, por la música misma y por el tipo de ensamble, como música contemporánea de cámara. La composición comienza a gestarse cuando Ya y Li, los personajes, después de una larga serie de aventuras descubren su verdadera identidad caricaturesca; comienza, podemos decir, en el momento en el que la mirada del compositor observa ya desde este nuevo plano en el que los rasgos se han exagerado hasta sus máximas consecuencias. A partir de entonces, y habiendo cobrado vida, son los propios personajes quienes dictan las resoluciones musicales. Este trabajo es, pues, el recorrido de una búsqueda: los personajes se buscan a sí mismos a través de la música y ahí van encontrando palabras; buscan también lo que de sí mismos hay en el otro y, para ello, se vuelcan en giros y piruetas que efectúan por medio del compositor, cuyo instrumento de búsqueda es el piano. Las teclas son para él maderos que forman un puente, que al final es una puerta que se abre para ser un puente que, al final, de nuevo es puerta a miles de puentes... La búsqueda es vertiginosa, en ella hay caídas libres y saltos mortales, pero es siempre solemne: cada una de las piruetas es un acto de fe. Y así, obstinada en hallarse a sí misma, la obra genera un espíritu lúdico; rechina, muestra colores chillantes y es caprichosa -no tiene otro orden como no sea el que impone su propio trayecto- y aunque llena el corazón de regocijo, también lo pone en un hilo. Las palabras que junto a la música van encontrándose son códigos de búsqueda, son enigmas. Al entrelazarse todo, aparece un escenario lleno de vida, de confusión y de plenitud, que está puesto en marcha, está en alerta: va buscándose, va queriendo encontrarse. Su dinámica se serena unas veces y se precipita otras, descifra y codifica y, buscando su identidad propia, sigue siempre en marcha alentado por el incesante golpeteo que insiste sobre un patrón rítmico de tres contra dos para, por fin, abrir las puertas y mostrar un mundo de imágenes en fuga.
Tomado de:

Para todos aquellos melomanos que gustan de la música vocal con toques de Jazz, Trova, música a'capella y sus similares.